lunes, 12 de noviembre de 2018

El primer semáforo de Madrid (o más bien los seis primeros)

En marzo de 1926 el Ayuntamiento de Madrid adoptó, a través de la propuesta del ingeniero Joaquín Moro un novedoso artilugio que facilitaba el tráfico por la capital, ya de por si congestionada. Consistía en la instalación en una serie de dispositivos con luces de colores que ordenaban la parada o arranque de los vehículos. Los primeros semáforos, aunque entonces no recibieran tal nombre. 

Al hablar de este tema se suele mencionar únicamente al ubicado en la entrada a la calle Conde de Peñalver, actual Gran Vía. Pero nos estamos quedando cortos, ya que lo que se instaló en este lugar fue un entramado de hasta seis señales luminosas diferentes en los lugares estratégicos de las calles afectadas. 


Peatones cruzando la calzada de la Gran Vía en 1916  (Biblioteca Histórica de Madrid. "La GranVía", M 205).

Y es que el de Conde de Peñalver era un cruce especialmente comprometido para la circulación ya que afectaba a los vehículos que circulaban en ambos sentidos por las calles de Alcalá, Gran Vía, Marqués de Valdeiglesias (que no Barquillo) y Caballero de Gracia. Eso, sin contar con los abundantes peatones que cruzaban estas calles sin la debida seguridad. Vemos la enorme afluencia de vehículos en este diagrama publicado en la revista España Automóvil y Aeronáutica de la segunda quincena de abril de 1926.


La Ordenación del tráfico en Madrid. Revista España automóvil y Aeronáutica.
Segunda quincena de abril de 1926 (Hemeroteca Municipal)

Conocemos la organización de este espacio a través de diferentes documentos conservados en las instituciones culturales del Ayuntamiento de Madrid donde hemos podido localizar la imagen de estos dispositivos luminosos.

Museo de Historia, Inv. 1990/9/92 (Detalle de tarjeta postal)

El primero (y segundo ya que se trataba de un semáforo doble) es el que regulaba la entrada y salida por la a la Gran Vía en su cruce con Alcalá. Se ubicaba en la isleta para peatones en medio de la calzada. Su instalación, realizada en una de las farolas de cuatro brazos de la calle, incluía el cuadro de conexiones y sistema eléctrico del entramado que vemos aquí abajo. Según leemos en España Automóvil y Aeronáutica, en caso de avería eléctrica, el sistema podía seguir funcionando a mano.


La Ordenación del tráfico en Madrid. Revista España automóvil y Aeronáutica
Segunda quincena de abril de 1926 (Hemeroteca Municipal)

El tercero, y más bonito, lo vemos en la calle de Alcalá sentido Puerta del Sol, y debía ponerse en rojo para permitir el paso de los coches procedentes de Gran Vía cuando su semáforo se ponía verde. Es un semáforo de diseño horizontal, muy espectacular, con espacio para las tres luces de colores rojo, ámbar y verde, de todo semáforo que se precie.


La Ordenación del tráfico en Madrid. Revista España automóvil y Aeronáutica. Segunda quincena de abril de 1926 (Hemeroteca Municipal)

El cuarto ha aparecido en una postal conservada en el Museo de Historia de Madrid y regulaba el tráfico por la calle de Alcalá dirección Cibeles. Es el marcado con la letra C en el Diagrama y presenta un diseño idéntico al otro semáforo de Alcalá, que por cierto atisbamos también en esta imagen, justo entre las sombras situadas encima del tranvía que circula en la esquina inferior derecha.


Calle de Alcalá e iglesia de san José (Detalle de tarjeta postal del Museo de Historia, Inv. 24638) 

Las otras dos señales no eran semáforos propiamente dichos, sino más bien señales luminosas de prohibido el paso, iluminadas intermitentemente en rojo, que impedían el acceso hacia o desde la Gran Vía por las calles que desembocaban en ella (Marqués de Valdeiglesias y Caballero de Gracia). Son los marcados por las letras D y E y uno de ellos, aparece en esta fotografía del ya reseñado artículo de la Revista España Automóvil y Aeronáutica.


La Ordenación del tráfico en Madrid. Revista España automóvil y Aeronáutica. Segunda quincena de abril de 1926 (Hemeroteca Municipal)

La adopción de esta novedosa forma de regular el paso de carruajes en las calles de Madrid no estuvo exenta de problemas, viéndose obligada la autoridad a regular y explicar su uso a los madrileños a través de un nuevo Reglamento de Tráfico, conservado en la Biblioteca Histórica Municipal.


Reglamento del tráfico (1926, Biblioteca Histórica Municipal, MB 1455)

Este decía así: …”Los conductores de vehículos que desciendan por la Avenida del Conde de Peñalver, solo deben fijar su atención en la farola central, y los que asciendan o desciendan por la calle de Alcalá, cuidaran de observar las luces de los refugios del tranvía de dicha calle. […] Pasado este tiempo se apagan todos los discos y, simultáneamente, se encienden […] los discos rojos, y en el puesto central, los verdes, en cuya forma se interrumpe la circulación en los dos sentidos en la calle de Alcalá restableciéndose en la Avenida del Conde de Peñalver.


Reglamento del tráfico (1926, Biblioteca Histórica Municipal, MB 1455)

Pronto esta iniciativa se extendió a otros cruces del entramado viario de la ciudad, pasando a la historia (o casi) la figura del Guardia Urbano de Madrid fechas en torno a 1930 tal y como leemos en esta postal del Museo de Historia (texto de Pedro de Répide).


El Guardia Urbano (Tarjeta postal del Museo de Historia, Inv. 24660
Texto y documentación: Fernando Millán y Juan Ramón Sanz.




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