martes, 15 de diciembre de 2015

Modos de ajustar un corsé

(Publicado originalmente el 4 de junio de 2009)
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, los jóvenes madrileños empezaban a imponer sus gustos en la moda y en la forma de vestir en los círculos más acaudalados. Estas nuevas costumbres importadas de otros países, fundamentalmente de Francia, eran motivo de crítica y burla por parte de otros sectores de la sociedad tal y como se ve en estos grabados de la época que se encuentran en el Museo de Historia de Madrid.
MÁQUINA CORSARIA O MODO DE AJUSTARSE EL CORSÉ


Mi talle mas resistencia
aun tiene: apretad Señores: 
que su martirio y dolores
sufro con grande paciencia.
Son ficciones y artificios
redes y anzuelos de amor;
y asmodeo el pescador,
de majos, onzas y vicios;
Así a muchos bobalicones
ponemos electrizados, 
muy rellenos de cuidados, 
y vacíos de doblones.
El diablo en forma de mico, 
desde los pies de la cama, 
va dirigiendo la trama,
para hacerse también rico.
Paje, criada y vejete,
el negrillo y el perrillo, 
van tirando el cordelillo, 
porque á todos les compete.
Ciegos viciosos amantes
mi alegórica invención 
corrija vuestra pasión 
en los casos semejantes.
Pero de esta crítica, tampoco se libran los hombres, tal y como se ve en:
LA ARMADURA DEL BUEN GUSTO, O EL CORSÉ

Lector mira esas figuras,
que son criticas morales; 
y retratos bien cabales 
de vanidosas locuras.
Ese joven a infinitos 
en el día representa,
que llevan errada cuenta,
por parecer puliditos,
con sus locos calendarios
resultan muchos perjuicios;
pues son fomentos de vicios, 
y mártires voluntarios.
El criado a hincapié tirando 
ajusta bien el corsé:
sabe muy bien el porque
pero se burla callando.
A hombres afeminados
miramos en nuestros días.
pues todas sus valentías
son por verse acicalados.
Vestid jóvenes pudientes
sin tretas artificiales;
y creed que prendas morales
son los trajes mas decentes.
 
 
 

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