Miguel de Cervantes falleció en la casa
que tenía arrendada en la calle del León un 22 de abril de 1616. Su
sepelio fue consignado en el libro de difuntos de la iglesia parroquial
de San Sebastián de Madrid la cual registraba de oficio el óbito de sus
parroquianos. En aplicación de su testamento, fue enterrado en la
primitiva iglesia del convento de San Ildefonso, de Trinitarias
Descalzas al día siguiente, 23 de abril.
Cervantes no estaba sólo. Consultados
los Libros de defunciones se puede deducir que el total de inhumados en
el período de 1612 a 1630, fecha a partir de la cual el Patronato de la
iglesia decidió limitar el derecho de entierro en el recinto a quienes
poseían una vinculación concreta con la iglesia, ascienden a
dieciocho: once o doce adultos (seis hombres y seis mujeres) y seis
menores de 12 años.
La primitiva iglesia del convento fue
sustituida por el templo actual en unos trabajos que se iniciaron en
1673, mientras que las obras del nuevo convento se acometieron a partir
de 1698, desarrollándose en distintas fases hasta su conclusión
definitiva en el decenio de 1730. Los trabajos de documentación de la
excavación realizados por Francisco Marín Perellón permiten afirmar que
la primitiva iglesia y la moderna simultanearon su existencia al menos
treinta y siete años, los que median entre la consagración de la
iglesia nueva y la demolición de la antigua para la segunda ampliación
del convento. De este hecho se deduce que los restos de los inhumados
en la iglesia primitiva fueron trasladados en una fecha aún por
determinar a la nueva. Así pues, en ningún caso tendríamos en la actual
cripta el enterramiento originario de Miguel de Cervantes.
Los cuerpos de los inhumados en la
iglesia antigua de San Ildefonso fueron exhumados poco antes de 20 de
diciembre de 1630 para dar cumplimiento a las cláusulas del Patronato.
La vaga mención de su traslado “a donde haya lugar” no permite precisar
dónde fueron inhumados de nuevo, pero lo fueron en todo caso dentro de los muros de la comunidad monástica.
En 1730, la conclusión de las obras del
convento, bóveda del Santísimo Cristo de la Piedad y el inicio de la
tercera campaña de obras para la ampliación del convento, posibilitó que
la actual cripta estuviera disponible para acoger los restos humanos
de traslados de cadáveres habidos hasta la fecha. Aunque aún no se
pueda determinar fehacientemente con documentos, hay que concretar que
una vez acabadas las obras, se trasladaron a la nueva cripta los restos de los cadáveres exhumados en 1630 de la iglesia primitiva, custodiados hasta entonces por la comunidad.
La excavación del subsuelo de esta
cripta desveló tres niveles de enterramientos, correspondientes a
diferentes épocas. Los enterramientos del nivel 3, los
más antiguos, aparecen esqueletizados y la mayoría presentan un estado
de conservación deficiente. En efecto, en la esquina sureste de la
cripta y a una cota de 135 centímetros bajo el enlosado y sobre roca
madre, se documentó la presencia de una reducción de huesos (reducción
32) que podría ser compatible con el osario trasladado de la iglesia
primitiva a la bóveda de la iglesia nueva según las fuentes
documentales.
Y es que junto a la reducción de huesos
fueron recuperados otros materiales arqueológicos importantes de cara a
la datación de la misma: fragmentos de tejidos (de indumentaria
litúrgica integrada por estola, manípulo y casulla) datados en el siglo
XVII y una moneda de 16 maravedíes de Felipe IV datada en 1660.
Gracias al estudio osteológico de los
restos óseos de la reducción 32 se ha podido comprobar que, a pesar del
estado de conservación de los restos, se trata de un Número Mínimo de
Individuos (NMI) de diez adultos y cinco infantiles. El NMI de adultos
se ha calculado en base al hueso frontal del cráneo y el NMI infantiles
ha sido calculado en base al radio (en el recuadro de la imagen).
De ellos, se han establecido que cuatro
cráneos son de sexo masculino con seguridad, dos cráneos son
posiblemente masculinos, aunque existen muy pocos indicadores; dos
cráneos son de sexo femenino y, finalmente, otros dos cráneos son
indeterminados ya que no se dispone de suficiente material para poder
discriminar el sexo. Algunos huesos presentan signos degenerativos que
podrían indicar su pertenencia a sujetos de avanzada edad. No obstante,
no es posible establecer a priori asociaciones entre los diferentes
huesos.
Estos datos derivados del estudio
antropológico de los restos óseos de la reducción 4.2/32 son claramente
compatibles con los del grupo de personas que estuvieron enterradas en
la iglesia primitiva de las Trinitarias y fueron trasladadas a la
cripta de la nueva iglesia en forma de osario. Entre esas personas se
encontraba Miguel de Cervantes y su mujer Catalina Salazar.
Fuente: Proyecto
Cervantes: búsqueda, localización y estudio osteológico de los restos
mortales de Don Miguel de Cervantes: Informe ejecutivo de la segunda
fase, Madrid, 2015.
Fotografías: Jaime de Linos, Gonzalo Tapia, y Javier Balaguer
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