Originalmente Publicado el 3 de Enero de 2011.
El Convento de San Felipe el Real fue fundado en Madrid en 1546 a pesar de la oposición del Ayuntamiento, que no quería otra institución mendicante en la ciudad. Sin embargo, la mediación de Felipe II, por aquel entonces todavía príncipe, permitió que se instalara en la confluencia de la calle Mayor y la Puerta del Sol.
El Convento de San Felipe el Real fue fundado en Madrid en 1546 a pesar de la oposición del Ayuntamiento, que no quería otra institución mendicante en la ciudad. Sin embargo, la mediación de Felipe II, por aquel entonces todavía príncipe, permitió que se instalara en la confluencia de la calle Mayor y la Puerta del Sol.
Podemos ver a la iglesia algo más contextualizada en este grabado de la
Puerta del Sol donde aparece a la izquierda de la Casa de Correos, que
se construyó en 1768. Llama la atención la ausencia en este edificio de
su famoso reloj que se instaló bien avanzado el siglo XIX.
A pesar de su valor arquitectónico, San Felipe el Real debe su fama a su
lonja y mercado, cuyos puestos se situaban en los huecos abiertos en su
plano inferior y, sobre todo, por ser el principal Mentidero de la
Villa, escenario tantas veces mencionado en la literatura del Siglo de
Oro.
En los mentideros se fraguaban los principales rumores de la Corte. En
ellos los madrileños se reunían para conversar e intercambiar
informaciones de todo tipo. Sentados en los graderíos de las escaleras
de acceso a la iglesia, todos aquellos que tenían tiempo de hablar de lo
divino y de lo humano se intercambiaban noticias, rumores, calumnias,
inventos, secretos y opiniones, no siempre de entera confianza.
Para cotillear, en suma. Se trataba de un lugar propicio para ello ya
que la calle Mayor era paso obligado, escenario donde se iba a mirar y a
ser visto. Pronto San Felipe, y con él la Puerta del Sol, se convirtió
en el lugar de encuentro por excelencia, característica que el lugar
mantiene hoy en día.
Arturo Pérez Reverte lo describe así en El Capitán Alatriste:
“Cualquier noticia, rumor o embuste
allí lanzado, rodaba como una bola hasta multiplicarse por mil, y nada
escapaba a las lenguas que de todo conocían, vistiendo de limpio desde
el Rey al último villano...Discutíanse en sus corrillos los asuntos de
Flandes, Italia, las Indias con la gravedad de un Consejo de Castilla,
repetíanse chistes y epigramas, se cubría de fango la honra de las
damas, las actrices y los maridos cornudos, se dedicaban pullas
sangrientas al conde de Olivares, narrábanse en voz baja las aventuras
galantes del Rey...Era, en fin, lugar amenísimo y chispeante, fuente de
ingenio, novedad y maledicencia.”
El Mentidero de San Felipe el Real fue
testigo, juez y parte de importantes sucesos que conmocionaron la vida
madrileña. Destaca sobre todos ellos el asesinato del conde de
Villamediana sucedido justo enfrente de sus gradas, en la entrada del
también desaparecido Palacio de Oñate. Se trata este de otro edificio
desaparecido que merece la pena recordar a través de estas imágenes.
Cotilleemos, como si nos encontráramos en las gradas de San Felipe, y
digamos que el Conde de Villamediana, D. Juan de Tassis y Peralta, fue
muerto en la calle Mayor el 21 de Agosto de 1622 por un desconocido que
le asestó una terrible cuchillada que le desangró en la mismísima vía
pública.
Nadie pudo averiguar si el asesino obraba
por cuenta propia o ajena. Se dice, siempre según fuentes de toda
confianza, que Villamediana tenía temibles enemigos. Al parecer eran
demasiadas las atenciones que prodigaba nada menos que a la Reina de
España, atenciones por las que el Rey se mostraba terriblemente
celoso... Pero también, hay quien cuenta que el Conde se perdía en unos
ambientes muy turbios paran la época y que se había visto envuelto en un
escándalo por sodomía del que otros querían escapar... De hecho, sus
criados fueron ajusticiados poco después por este motivo.
Muchos enemigos se había ganado el
infortunado aristócrata. Uno por cada personaje a quien satirizó en
prosa y en verso en estos escritos que perduran en un volumen de la
Biblioteca Histórica datado en 1643.
Entre ellos se encontraba el valido Duque
de Lerma (“El mayor ladrón del mundo / por no morir ahorcado / se
vistió de colorado" le dedicó el conde aludiendo a su nombramiento
cardenalicio para huir de la justicia) o el alguacil Pedro Vergel ("¡Qué
galán entró Vergel / con cintillo de diamantes! / ¡Diamantes que fueron
antes / de amantes de su mujer!"). Ministros, exministros,
ministrables, y demás personajes de la Corte no se libraron de la acidez
de su pluma, lo cual le costó a Villamediana varias penas de destierro
en el reinado de Felipe III.
Y es que el Conde era ejemplo de maledicencia.
Abandonemos los rumores para relatar con
certezas el final del Mentidero de San Felipe el Real. Un incendio
producido en 1818 y la desamortización de Mendizábal supusieron su
decadencia hasta que, el 13 de febrero de 1836 se ordenó su demolición.
Su lugar lo ocupa actualmente las llamadas Casas de Cordero que se
terminaron de construir en 1845. Aquí, entre tiendas de souvenirs para
turistas y pedidos de comida rápida, todavía se escuchan los ecos de
casi de 400 300 años de murmuraciones. Eso sí, sólo si se presta la debida atención.
Bravo!! Gracias por recordar este fragmento de la historia, no hay que permitir que historias y sucesos como este caigan en el olvido. Es por ello que tu labor es de suma importancia por compartir algo tan interesante que para la mayoría que visitan la ciudad, probablemente este lugar pase desapercibido.
ResponderEliminarYo personalmente lo desconocía totalmente, pero durante un free tour Madrid nos los contaron, me pareció interesante y decidí profundizar, es así como llegué hasta tu entrada.
Gracias por aclararme mis dudas y curiosidades.
Saludos.