lunes, 18 de enero de 2016

Las gradas de San Felipe

 Originalmente Publicado el 3 de Enero de 2011.

El Convento de San Felipe el Real fue fundado en Madrid en 1546 a pesar de la oposición del Ayuntamiento, que no quería otra institución mendicante en la ciudad. Sin embargo, la mediación de Felipe II, por aquel entonces todavía príncipe, permitió que se instalara en la confluencia de la calle Mayor y la Puerta del Sol.
 

 Podemos ver a la iglesia algo más contextualizada en este grabado de la Puerta del Sol donde aparece a la izquierda de la Casa de Correos, que se construyó en 1768. Llama la atención la ausencia en este edificio de su famoso reloj que se instaló bien avanzado el siglo XIX.

 

 A pesar de su valor arquitectónico, San Felipe el Real debe su fama a su lonja y mercado, cuyos puestos se situaban en los huecos abiertos en su plano inferior y, sobre todo, por ser el principal Mentidero de la Villa, escenario tantas veces mencionado en la literatura del Siglo de Oro.
 

 En los mentideros se fraguaban los principales rumores de la Corte. En ellos los madrileños se reunían para conversar e intercambiar informaciones de todo tipo. Sentados en los graderíos de las escaleras de acceso a la iglesia, todos aquellos que tenían tiempo de hablar de lo divino y de lo humano se intercambiaban noticias, rumores, calumnias, inventos, secretos y opiniones, no siempre de entera confianza. 


Para cotillear, en suma. Se trataba de un lugar propicio para ello ya que la calle Mayor era paso obligado, escenario donde se iba a mirar y a ser visto. Pronto San Felipe, y con él la Puerta del Sol, se convirtió en el lugar de encuentro por excelencia, característica que el lugar mantiene hoy en día.

 

Arturo Pérez Reverte lo describe así en El Capitán Alatriste:

“Cualquier noticia, rumor o embuste allí lanzado, rodaba como una bola hasta multiplicarse por mil, y nada escapaba a las lenguas que de todo conocían, vistiendo de limpio desde el Rey al último villano...Discutíanse en sus corrillos los asuntos de Flandes, Italia, las Indias con la gravedad de un Consejo de Castilla, repetíanse chistes y epigramas, se cubría de fango la honra de las damas, las actrices y los maridos cornudos, se dedicaban pullas sangrientas al conde de Olivares, narrábanse en voz baja las aventuras galantes del Rey...Era, en fin, lugar amenísimo y chispeante, fuente de ingenio, novedad y maledicencia.”

El Mentidero de San Felipe el Real fue testigo, juez y parte de importantes sucesos que conmocionaron la vida madrileña. Destaca sobre todos ellos el asesinato del conde de Villamediana sucedido justo enfrente de sus gradas, en la entrada del también desaparecido Palacio de Oñate. Se trata este de otro edificio desaparecido que merece la pena recordar a través de estas imágenes.



 Cotilleemos, como si nos encontráramos en las gradas de San Felipe, y digamos que el Conde de Villamediana, D. Juan de Tassis y Peralta, fue muerto en la calle Mayor el 21 de Agosto de 1622 por un desconocido que le asestó una terrible cuchillada que le desangró en la mismísima vía pública.
 


Nadie pudo averiguar si el asesino obraba por cuenta propia o ajena. Se dice, siempre según fuentes de toda confianza, que Villamediana tenía temibles enemigos. Al parecer eran demasiadas las atenciones que prodigaba nada menos que a la Reina de España, atenciones por las que el Rey se mostraba terriblemente celoso... Pero también, hay quien cuenta que el Conde se perdía en unos ambientes muy turbios paran la época y que se había visto envuelto en un escándalo por sodomía del que otros querían escapar... De hecho, sus criados fueron ajusticiados poco después por este motivo.

Muchos enemigos se había ganado el infortunado aristócrata. Uno por cada personaje a quien satirizó en prosa y en verso en estos escritos que perduran en un volumen de la Biblioteca Histórica datado en 1643.
  

Entre ellos se encontraba el valido Duque de Lerma (“El mayor ladrón del mundo / por no morir ahorcado / se vistió de colorado" le dedicó el conde aludiendo a su nombramiento cardenalicio para huir de la justicia) o el alguacil Pedro Vergel ("¡Qué galán entró Vergel / con cintillo de diamantes! / ¡Diamantes que fueron antes / de amantes de su mujer!"). Ministros, exministros, ministrables, y demás personajes de la Corte no se libraron de la acidez de su pluma, lo cual le costó a Villamediana varias penas de destierro en el reinado de Felipe III.

Y es que el Conde era ejemplo de maledicencia.

Abandonemos los rumores para relatar con certezas el final del Mentidero de San Felipe el Real. Un incendio producido en 1818 y la desamortización de Mendizábal supusieron su decadencia hasta que, el 13 de febrero de 1836 se ordenó su demolición. Su lugar lo ocupa actualmente las llamadas Casas de Cordero que se terminaron de construir en 1845. Aquí, entre tiendas de souvenirs para turistas y pedidos de comida rápida, todavía se escuchan los ecos de casi de 400 300 años de murmuraciones. Eso sí, sólo si se presta la debida atención.




1 comentario:

  1. Bravo!! Gracias por recordar este fragmento de la historia, no hay que permitir que historias y sucesos como este caigan en el olvido. Es por ello que tu labor es de suma importancia por compartir algo tan interesante que para la mayoría que visitan la ciudad, probablemente este lugar pase desapercibido.
    Yo personalmente lo desconocía totalmente, pero durante un free tour Madrid nos los contaron, me pareció interesante y decidí profundizar, es así como llegué hasta tu entrada.
    Gracias por aclararme mis dudas y curiosidades.
    Saludos.

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