Originalmente Publicado el 17 de Octubre de 2010.
Justo delante del actual edificio Grassy, en el número 1 de la Gran Vía se levantaba el palacio de la duquesa de Sevillano que fue uno de los primeros edificios en ser desalojados y derribados para dar paso a la futura Gran Vía.
Justo delante del actual edificio Grassy, en el número 1 de la Gran Vía se levantaba el palacio de la duquesa de Sevillano que fue uno de los primeros edificios en ser desalojados y derribados para dar paso a la futura Gran Vía.
Una vez derribado el palacio y los edificios de su entorno, se alinearon
las nuevas calles y manzanas lo que dio lugar a este escenario de
obras.
Aquí se aprecia el estado de los trabajos de construcción de la nueva
calle a mediados de 1910, con el solar vacío del primer número de la
Gran Vía en el que ya se reconoce el chaflán curvo del edificio Grassy
y, al fondo a la derecha, el edificio del Colegio e Iglesia de las Niñas
de Leganés.
Acerquémonos a este edificio atravesando las obras por una
irreconocible Calle de San Miguel, enteramente transformada y ensanchada
para posibilitar su conversión en una moderna gran avenida. En esta
imagen vemos cómo era esta calle antes de 1910.
Gracias a la maqueta del Modelo de Madrid, conservada en el Museo de
Historia, vemos el aspecto que tenía el Colegio de las Niñas de Leganés y
su iglesia en 1830.
Sin embargo, hay que buscar sus orígenes mucho antes, ya que el Colegio
fue fundado en 1630 por Andrés Spínola con el nombre oficial del Colegio
de Nuestra Señora de la Presentaciones, aunque desde un principio se
conoció como “del Marqués de Leganés” porque, durante las ausencias del
fundador, el marqués era el encargado de la institución.
El Colegio se dedicaba a recoger y educar a las niñas desamparadas de 6
a 10 años y para entrar en él había que cumplir varios requisitos:
gozar de buena salud, ser inteligente, no tener defectos físicos... Pero
quizás lo más sorprendente es que se debía elegir preferentemente a las
niñas más hermosas ya que se consideraba que, a causa de su belleza,
debían enfrentarse a mayores peligros en la vida y tenían más
posibilidades de “perderse” que las demás niñas en su situación. A las
niñas se las educaba para ingresar en alguna organización religiosa,
tener algún oficio que les permitiera vivir decentemente o para
conseguir un buen matrimonio.
La indudable calidad arquitectónica de la iglesia, su airosa cúpula y el
valor de su retablo y pinturas murales que podemos apreciar en esta
fotografía, que se expone por primera vez, no fueron razones suficientes
para la concesión de un indulto como el que había salvado al Oratorio
del Caballero de Gracia.
Probablemente el solar en donde estaba ubicada, justo en la entrada a la
Gran Vía, era demasiado valioso para los constructores de la época. De
esta forma, y aunque parezca increible, fue derribada en 1911 para
construir el Edificio de la Gran Peña en Gran Vía 2.
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