lunes, 18 de enero de 2016

Los Reyes Magos, las uvas y la Puerta del Sol

Originalmente Publicado el 25 de Diciembre de 2011.

Suele estar admitido que, el origen de la tradición de tomar doce uvas al ritmo de las campanadas del reloj de la Puerta del Sol a las 12 de la noche del último día del año se remonta a 1909, cuando un grupo de viticultores alicantinos consiguió dar salida a sus excedentes de producción haciendo creer que consumirlas el día de Nochevieja garantizaba buena suerte para todo el año.

No obstante los orígenes de la tradición habría que buscarlos mucho más lejos y retroceder en el tiempo hasta, al menos, la década de 1830 para encontrarnos con la celebración de la festividad de la Noche de Reyes que se refleja en este cuadro de José Castelaro fechado en 1839.



Esta celebración giraba en torno a una broma que los madrileños gastaban a los recién llegados a la capital, fundamentalmente a gallegos, asturianos y cántabros. La broma consistía en hacerles creer que los Reyes Magos, conforme visitaban los hogares madrileños, iban dejando dinero en los balcones. De esta forma, los incautos que picaban con esta inocentada iban escalera en mano subiendo a las casas para recoger las monedas y depositarlas en un capazo como el que porta el protagonista de esta escena. Durante la fiesta los madrileños recorrían las calles con hachones encendidos y arrastrando latas por el suelo, produciendo un estrépito insoportable.



Tal era el bullicio y el escándalo formado en las calles de la capital, fundamentalmente en la Puerta del Sol, que en 1882 el alcalde de Madrid, don José Abascal (cántabro, para más señas) quiso abolir esta costumbre mediante la imposición de una tasa de cinco pesetas para todos aquellos que quisieran participar en la celebración. Pocos quisieron pasar por caja y ese mismo año la procesión dejó de realizarse, al menos en el centro de la capital.



Esta prohibición no arredró a los madrileños que querían seguir celebrando las fiestas de Navidad en las calles de la ciudad. Tal es así que se cuenta que, poco tiempo después comenzaron a reunirse en el día de Nochevieja en la misma Puerta del Sol a celebrar la entrada del nuevo año con la voluntad de armar el mayor bullicio posible.

Con el ánimo festivo y burlón, y como forma de ridiculizar a la clase política que les impedía celebrar la fiesta a su modo, empezaron a tomar las uvas al ritmo de las campanadas del Ministerio de la Gobernación, satirizando la aristocrática costumbre recien importada de Francia de tomar uvas y champagne durante la Nochevieja, práctica que se refleja en este recorte de la Correspondencia de España.



Poco a poco la costumbre se fue implantando en toda la ciudad, tal y como se desprende de este anuncio del Imparcial del 29 de diciembre 1898.



instaurándose una tradición que se trasladó a toda España, a pesar de las quejas de algunos: 



Ver más: http://gavriel.es/motril/historia/rdm20.htm

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