Para
el servicio de la estación de Sol de la línea Cuatro Caminos, se
construyó el año 1917 en pleno centro de la plaza una marquesina que
daba acceso a dos escaleras y un ascensor, quedando sitio para ubicar
otro cuando las necesidades así lo dictaran.
De
esta manera, se conseguía que no sólo circulasen con entera
independencia los viajeros a su entrada y a su salida, sino que más
tarde pudiera prestar el servicio de la nueva estación de la línea
Ventas-Puerta del Sol (futura línea 2 de Metro).
Cuando esta nueva línea comenzó a dar servicio en 1924, se dispusieron accesos suplementarios en las aceras del Hotel de París, del Ministerio de la Gobernación, y de la calle del Carmen, en previsión de las enormes masas de viajeros que se preveía iban a usarla. Además se estableció un enlace amplio, directo e independiente para los viajeros de “correspondencia” que transbordaran en la Puerta del Sol de una a otra línea.
Para dar cobijo a los viajeros de las dos líneas que entonces confluían en la estación de Sol, se construyó un gran vestíbulo o hall central, situado bajo las paralelas del tranvía, de planta rectangular de 11,00 x 12,00 metros y 4,55 metros de altura en cuyo centro se colocaron las taquillas de venta de billetes. A él convergían las escaleras de la marquesina central y las de las tres aceras del Hotel de París, Gobernación y Carmen.
Todos los pasillos y escaleras se dispusieron de tal manera que las tres grandes masas de viajeros, compuestas, primero, de los que entran desde la calle; segundo, de los que transbordan, y tercero, de los que salían a la calle, circulaban por trayectorias independientes a través de anchas galerías que directamente conducía a cada viajero a su destino.
Se
pretendió que la decoración elegida para dar ornato a estos espacios
fuera sobria, utilizando azulejos españoles de tonalidades claras en los
revestimientos de bóvedas y muros, y acusando con los de reflejo de
cobre las líneas principales de las arquerías y apilastrados. No
obstante, la ornamentación del hall central se realzó pensando en que
iba a ser el corazón de estas arterias y, a su vez, el corazón de
Madrid.
Su
principal elemento decorativo era un ancho friso de cerámica de Toledo,
en altorrelieve, que ostentaba los escudos de las regiones españolas.
En las claves de sus puertas principales de acceso campeaban los de la
Provincia y Villa de Madrid, ornamentándose dichas puertas con cerámica y
encasetonados de puro arte español. Toda esta cerámica estaba entonada
en los finos matices de un gris azulado y los muros estaban cubiertos
con mármol blanco y gris. El conjunto quedaba iluminado, además, por la
luz cenital de su amplia claraboya de loseta prismática.
Fuente: Miguel Otamendi. Metropolitano Alfonso XIII: Línea Este-Oeste, trozo Ventas-Sol. Madrid (1924).
No hay comentarios:
Publicar un comentario