Originalmente Publicado el 1 de Noviembre de 2012.
Dejamos nuestra anterior entrada a este blog
dedicado a la Iglesia y Mercado de San Miguel, en el momento en el que
la parroquia fue derribada como consecuencia de los daños que le provocó
el incendio de la Plaza Mayor de 1790. También vimos que, aunque la
construcción del actual mercado data de 1916, la existencia de un
primitivo mercado es mucho más antigua, pudiéndose rastrear sus orígenes
incluso en el siglo XVII.
Al limpiarse de escombros el solar de la
Iglesia, el mercado se expandió ocupándolo por completo. Aunque en un
principio era el mercado más a la moda y mejor surtido de Madrid pronto
se dio paso a un lugar lleno de inmundos cajones destinados á la venta
de diferentes productos donde no era infrecuentes las inspecciones y
sanciones por poner a la venta productos en estado de descomposición.
Esta noticia aparecida en El Siglo futuro data del 24 de agosto de 1883,
aunque podría relatar situaciones que se venían dando desde mucho
antes.
Para solucionar este problema, se
realizaron una serie de proyectos para la construcción de Mercados
cerrados ya desde el año 1835. De todos esos proyectos, que también
incluían los mercados de San Miguel, los Mostenses y la Cebada, sólo se
construyó el de San Ildefonso, que vemos en una imagen de principios de
siglo.
Los proyectos, aunque “diseñados
delicadamente” por Francisco Javier de Marietegui, según el Diario de
Avisos de Madrid el 9 de Junio de 1835, se quedaron en el papel. Del
Mercado de San Miguel sólo se construyó las portadas delanteras a fin de
ocultar los cajones de los puestos de los mercados de la vista de los
transeúntes, por lo que los mercados continuaron varias décadas más al
aire libre.Vemos en esta imagen uno de los puestos del Mercado de San Miguel en 1868.
Aunque no se llegara a construir, el
mercado sí que se ordenó mínimamente, tal y como se aprecia en el Plano
Parcelario de 1877. Aquí observamos cómo se extendía hacia la calle
Mayor y los puestos se disponían en cuadrícula, dejando entre ellos
espacio suficiente para circular.
En 1870 se construyeron en hierro los
Mercados de la Cebada y Mostenses como consecuencia de la moda iniciada
con la fundación de los grandes halles de París. De fecha
posterior son el de Olavide (1885, aunque reconstruido en 1935), el del
Carmen (1878) y la Paz (1882). San Miguel tendría que esperar ya que su
tramitación duró de 1884 a 1911, interrumpiéndose varias veces al surgir
el proyecto de construir un jardín en su lugar. Mostramos una noticia
del periódico El Día del 16 de junio de 1892.
Finalmente el Mercado de San Miguel,
diseñado por el arquitecto Alfonso Dubé se construyó de 1913 a 1916
constituyéndose en la única muestra de mercado construido en
arquitectura del hierro, ya que todos los mercados cubiertos construidos
en el último tercio del siglo XIX fueron demolidos a lo largo del XX.
Su descripción la encontramos en un artículo del arquitecto Teodoro de
Anasagasti en La Construcción Moderna que incluía esta fotografía:
En este artículo Anasagasti nos informa
de que el coste de la obra ascendió a unas 300.000 pesetas,
felicitándose por haberse resuelto definitivamente el problema de
salubridad que suponían los puestos abiertos. ABC se hizo eco de la
inauguración publicando esta fotografía donde vemos cómo, ya desde el
principio, los comerciantes que no hallaron hueco dentro del mercado se
instalaron a sus afueras.
Después de la Guerra Civil, el
Ayuntamiento realizó un estudio sobre los Mercados madrileños con o sin
intervención municipal, como era el caso de San Miguel, en el que se
concluía que todos los edificios de Mercado hacía tiempo ya que habían
dejado de cumplir condiciones “de situación, amplitud e higiene, pues
los adelantos técnicos habían dado una nueva orientación al sistema y a
los edificios”. Se consideró sólo adecuados para subsistir los de la
Cebada, Olavide y San Miguel, aunque estos últimos adolecían del defecto
de producir las molestias del mal olor y suciedad al vecindario ya que
los puestos seguían amontonándose abigarradamente en la calle y todavía
no se había instalado la cristalera exterior.
ABC nos informa de que en 1965 se
consiguió liberar el espacio exterior para que la arquitectura de hierro
del mercado luciera en todo su esplendor. Esta imagen de Peter Witte
data de 1967.
En enero de 1983 la Dirección General de
Bellas Artes lo declaró Monumento histórico-artístico de obligada
conservación. En agosto de 1998 se anunció la remodelación del mercado,
invirtiéndose 150 millones de pesetas para devolver al mercado su
aspecto original. Sin embargo, la actividad comercial fue decayendo poco
a poco. Finalmente, una nueva reforma promovida por los actuales dueños
del mercado (la sociedad El Gastrónomo de San Miguel) lo ha
transformado en un lugar que tiene la pretensión de convertirse en un
Centro de Cultura Culinaria. De esta forma, en el nuevo mercado conviven
los artículos para gourmets, los bares y las zonas de degustación con
las actividades culturales relacionadas con la gastronomía,
convirtiéndose en un punto de atracción para turistas y lugareños.
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