martes, 19 de enero de 2016

Dos desfiles municipales

Originalmente Publicado el 29 de Mayo de 2014.

Tal y como pudimos comprobar en la reciente exposición “Madrid 1910-1935: fragmentos visuales, secuencias y contrastes de una ciudad en transformación”, los primeros años del siglo XX fue un período de cambios y modernización de las estructuras de la ciudad, en un proceso que ya se había producido en otras capitales europeas.

La ciudad crecía en extensión y en número de habitantes, los cuales exigían nuevos y mejores servicios públicos. Vista la demanda social, el Ayuntamiento comenzó a mejorar durante estos años sus prestaciones. Entre ellas figuraban algunas de nueva creación pero también otras que ya se venían dando desde antiguo y que sufrieron un notable impulso. Entre ellas podemos hablar de la limpieza de las calles o la recogida de basuras.



El Ayuntamiento presume de los nuevos servicios con la aspiración de mejorar su imagen ante los ciudadanos y adecuarla a los nuevos tiempos. Para ello organizó una serie de desfiles para mostrar toda esta nueva gama de servicios en la nueva calle principal de la ciudad, la Castellana, que “se convierte en escenario idóneo de exhibición del poderío municipal".



Los desfiles, adecuadamente documentados por el Servicio Fotográfico Municipal, se realizaron el 18 de octubre de 1925, con motivo de la celebración del 1º Congreso Nacional Municipalista y después el 14 de septiembre de 1928, aprovechando una reunión de autoridades provinciales a la que acudieron incluso representantes de las colonias africanas.



El Imparcial del 4 de octubre de 1925 vaticinaba que se iba a tratar de un espectáculo que iba a sorprender gratamente a los ciudadanos “porque el vecindario, impresionado por las notorias deficiencias de ciertos servicios, no sospecha que hay otros perfectamente montados o en camino de perfeccionarse”. Los dos desfiles fueron muy similares y aquí los presentamos agrupados por servicios, siguiendo la crónica de La Época del 14 de septiembre de 1928:

En primer lugas desfilaron los Batidores de la Guardia municipal montada, que dieron paso a los alumnos de diferentes escuelas municipales. Entre ellos los niños del Colegio de San Ildefonso, o los de la Paloma, entre otros. Leemos en El Imparcial de 18 de octubre de 1925 que “el paso de los niños produjo vivísima simpatía”.


Después se presentó la Banda Municipal, que en los dos desfiles se instaló frente a la tribuna principal y lo amenizó con sus interpretaciones.



"Desfiló seguidamente el servicio de desinfección del Laboratorio municipal, con sus 28 coches y sus empleados, todo perfectamente preparado”.



Luego llegó el turno de los Matarifes (obsérvese el cinto con la funda para los cuchillos) y los autos del servicio del Matadero, algunos recién adquiridos.



Por no hablar de la flota de camiones de recogida de basuras. 



También desfiló el personal de los servicios de limpiezas (con enormes palas, escobones y carritos), el de parques y jardines, los fontaneros municipales, los poceros, etc.





Después, uno de los platos fuertes: el Servicio de Incendios, con 19 coches de salvamento, escaleras, tanques y una camioneta. En este punto, el desfile, al menos el de 1925, se interrumpió para dar paso a una exhibición del cuerpo de bomberos. Estos realizarondiversos ejercicios ante la satisfacción general. Entre ellos, una simulación de rescate en un edificio contiguo y diversos ejercicios desde lo alto de las escaleras de los camiones de más de 25 metros de altura.



Luego llegó el turno a los guardias municipales motoristas y guardias urbanos de caballería e infantería.



La Banda Municipal, sin dejar de ejecutar nuevas piezas de su repertorio, cerró las marchas, pasando nuevamente ante la tribuna presidencial. Cuentan las crónicas que  “el numeroso congregado en las inmediaciones ovacionó con entusiasmo al final de la revista y al paso de algunos grupos, especialmente a la Banda Municipal y cuerpo de Bomberos”. Probablemente, el objetivo final del espectáculo estaba conseguido.



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