lunes, 18 de enero de 2016

La iglesia y el mercado de San Miguel (I)

 Originalmente Publicado el 3 de Septiembre de 2012.

La Iglesia de San Miguel de los Octoes fue una de las primitivas diez parroquias que se mencionan en el Fuero de Madrid de 1202. Se situaba en el límite oriental de la ciudad junto a la Puerta de Guadalajara a cuyas afueras se desarrollaría más tarde la Plaza Mayor. La iglesia estuvo constreñida por la muralla de la villa hasta 1585, cuando ésta empezó a derribarse. Gracias a esta demolición surgió también la plazilla de San Miguel, donde se vendían verduras y pescado, lo cual es el precedente del actual mercado. Podemos ver la traza de la iglesia (marcada con una L) en el plano de Texeira de 1656.



Durante el siglo XVII San Miguel sufrió varios percances como el desplome de la Capilla de los Zapatas. Todos ellos oblegaron a realizar diversas obras de reforma. No debieron ser éstas realizadas a fondo ya que durante el siglo XVIII el deterioro de su fábrica se hizo nuevamente evidente. Tal era así que el 21 de abril de 1789 se solicitó permiso al Ayuntamiento para remodelar su aspecto exterior “con motivo de hallarse ruinosa la torre y la fachada principal de la iglesia”. El proyecto, que vemos en la imagen, fue aprobado por el Arquitecto Mayor de la Villa, Juan de Villanueva.



Las obras comenzaron a buen ritmo, tanto que en enero de 1790 ya se había construido a la altura del zócalo tal y como se menciona en el mismo expediente donde se conserva la solicitud de inicio de las obras. Llegados a este punto Villanueva realizó una nueva inspección a las obras no viendo inconveniente alguno en que éstas continuaran. En la parte inferior izquierda de esta imagen se aprecia su firma consignando que la obra se ejecutaba conforme a licencia.



Fue entonces cuando sucedió el desastre.



El Incendio de la Plaza Mayor del 16 de agosto de 1790, que destruyó todo su flanco oeste, se extendió también a sus zonas aledañas, afectando de forma más que considerable a la Iglesia de San Miguel. En este detalle de un grabado de la época vemos, desde la perspectiva de la Plaza Mayor, como acabó derrumbándose su cubierta (4), entre otros desperfectos.



El incendio quedó relatado en el Diario de Madrid donde se resalta el hecho de la casi destrucción de la iglesia.



Tras unos años de abandono, en los que ladrones y malhechores campaban a sus anchas por la zona saqueando lo poco de valor que pudiera quedar entre las ruinas, en 1798 se comenzó a reedificar la iglesia. Ésta quedó, como recoge Mª Isabel Gea en su libro El Madrid desaparecido, “bastante fea de aspecto”. Finalmente, Juan de Villanueva aconsejó su demolición por razones de seguridad, derribo que haría efectivo José I el 28 de octubre de 1809. Se dejó un amplio espacio abierto en las inmediaciones de la Plaza Mayor, tal y como se ve a su izquierda en esta imagen de la maqueta de Madrid de 1830 de León Gil de Palacio, que todavía tardaría más de un siglo en rellenarse, como veremos en nuestra próxima entrada.

 


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