Originalmente Publicado el 9 de Septiembre de 2010.
El 24 de Octubre de 1932 una enorme concurrencia de público acudió al lago de la Casa de Campo para presenciar las pruebas oficiales del generador de aire por tiempo indefinido, invención de un obrero ferroviario llamado Adrián Álvarez Ruiz. Este dispositivo, cuya finalidad era perfeccionar los sistemas de generación de aire respirable en las naves submarinas, era capaz de generar oxígeno y expulsar el anhídrido carbónico producido por la respiración.
El 24 de Octubre de 1932 una enorme concurrencia de público acudió al lago de la Casa de Campo para presenciar las pruebas oficiales del generador de aire por tiempo indefinido, invención de un obrero ferroviario llamado Adrián Álvarez Ruiz. Este dispositivo, cuya finalidad era perfeccionar los sistemas de generación de aire respirable en las naves submarinas, era capaz de generar oxígeno y expulsar el anhídrido carbónico producido por la respiración.
Álvarez pretendía permanecer más de 5 horas dentro de la cabina de un
pequeño submarino sumergido dentro del lago de la Casa de Campo sin más
apoyo vital que el otorgado por el aparato de su invención. El tanque
submarino en el que se habían de desarrollar las pruebas se situó,
adornado con la bandera republicana, en el centro del lago
introduciéndose su creador en su interior.
Lentamente la nave se sumergió pero cuentan las crónicas que, por falta
de lastre, volvió a emerger. Para remediar este contratiempo se le
cargaron dos toneladas de lingotes de plomo que evitaron nuevas
contingencias de este tipo.
Desde el momento de la inmersión, y para
comunicarse con el exterior, Álvarez Ruiz lanzaba por medio de una
compuerta habilitada al efecto una serie de esferas de celuloide que
encerraban mensajes y que salían a flote. El primero fue dedicado al
Presidente de la República, el segundo al Gobierno, y el tercero
consistió en un recuerdo a las víctimas de los submarinos.
Sin embargo a los 90 minutos empezaron
los problemas. Una tuerca del submarino se aflojó y empezó a dejar paso
al agua. Álvarez intentó en un primer momento expulsarla con la ayuda de
una bomba que el submarino llevaba para prevenir este tipo de
inconvenientes pero, agotadas las fuerzas, tuvo que maniobrar para
elevarse a la superficie y solicitar ser remolcado hacia la orilla.
Una nueva prueba, realizada unos días después y a la que acudieron
representantes del Ayuntamiento de Madrid verificó las bondades del
invento, ya que tal y como informa la prensa del momento no se produjo
problema alguno pudiendo permanecer dentro del submarino más de cinco
horas y media.
Cuenta la entrada en la wikipedia
dedicada a este inventor que hubo varias empresas extranjeras
interesadas en el invento y que durante la 2ª Guerra Mundial el gobierno
alemán pretendió sin éxito que Adrián trabajara para ellos.
Una vez acabada la guerra, Álvarez
presentó su invención en el Reino Unido ante la Royal Navy. No obstante,
durante la contienda se habían desarrollado los sistemas de reciclaje
de aire, por lo que el invento ya era de poca utilidad para ellos.
Más información sobre la figura de Adrián Álvarez en http://www.historialago.com/av_0190_adrian_alvarez_ruiz.htm
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