Originalmente Publicado el 28 de Junio de 2011.
Al hilo de la exposición que se está celebrando en el Museo de Historia recordando la figura y la producción del platero Antonio Martínez en su Real Fábrica, vamos a relatar la historia de su edificio que constituye uno de los primeros ejemplos de arquitectura fabril en Madrid y que lamentablemente fue derribado en 1920.
Al hilo de la exposición que se está celebrando en el Museo de Historia recordando la figura y la producción del platero Antonio Martínez en su Real Fábrica, vamos a relatar la historia de su edificio que constituye uno de los primeros ejemplos de arquitectura fabril en Madrid y que lamentablemente fue derribado en 1920.
Construido en 1792, se trataba de un
edificio traza neoclásica, con unos característicos torreones laterales,
que se levantó en pleno Paseo del Prado. El informe del proyecto,
firmado por Francisco Rivas, fue realizado por Juan de Villanueva como
Maestro Mayor de obras del Ayuntamiento y autor del actual Museo del
Prado que se levantaba justo enfrente de la fábrica Martínez.
Como se ve en las imágenes, la
concepción de este edificio tiende más a monumento que a fábrica. A
diferencia del Museo Prado no da su fachada al Paseo sino que se
orientaba al norte para conseguir un mejor aprovechamiento de la luz
natural en los talleres.
Martínez no llegó a disfrutar mucho
tiempo de lo que él llamó Casa-Fábrica, ya que muere el 22 de enero de
1798. Durante el siglo XIX la Fábrica se amplía y se remodela, creándose
un nuevo edificio conocido como el Diorama, muy conocido y apreciado
por el público madrileño.
La situación económica de la familia Martínez provocó que el edificio
se pusiera a la venta en 1866. El Estado se hizo cargo del mismo en
1884 después de acondicionarlo para establecer en él las oficinas de la
Deuda Pública. No obstante en 1907 se ordena sacar a pública subasta
como consecuencia de su mal estado de conservación.
Los nuevos propietarios decidirán su
demolición y sustitución por un edificio dedicado a hotel. No obstante,
el derribo de la fachada del edificio fue pospuesto con la intención de
salvarla de alguna forma de la piqueta. La columnata quedó a la venta
durante mucho tiempo al precio de 10.000 pesetas, hasta que por fin fue
trasladada a Valencia para formar parte del Círculo de Bellas Artes de
esta ciudad.
En su lugar se construyó este edificio que actualmente alberga la Embajada de la República Arabe Siria.
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